OO4.
Aprovechar ese momento de debilidad de YoonGi era lo mejor que HoSeok podía hacer si quería que su cuello y apellido permanecieran en su sitio.
Eso era lo que pensaba mientras su reloj marcaba las tres de mañana.
No podía dormir.
Estaba esperando como un idiota que YoonGi le enviara algún mensaje, específicamente el de «buenas noches» que siempre enviaba sin importar qué.
Eso era algo por lo que HoSeok siempre aguardaba, era ese pequeño detalle que le permitía acabar su día, y el hecho de que su novio no le haya enviado el correspondiente mensaje lo hacía sentirse horrible.
¿Así serán las cosas cuando terminemos?
Por supuesto que serán así, ¿qué esperabas? ¿Que YoonGi te siguiera enviando mensajes bonitos de buenas noches luego de terminar?
¿Que te siguiera visitando?
¿Que te diera cariño y te fuera a buscar a la universidad cada que pudiera?
¿Que...?
Pasó sus manos por su rostro con fuerza, negando con la cabeza por cada uno de sus pensamientos a la vez que mordía con insistencia la cara interna de su labio inferior, siendo esa pequeña e insignificante muestra de dolor algo extrañamente relajante. Los pensamientos y divagues revoloteaban en su mente, casi que con pintura neón sobre ellos para que se le fuera imposible ignorarlos, esos pensamientos que en lugar de ayudarle a buscar una solución simplemente creaban unas inmensas ganas de llorar por su cobardía, esa que reconocía, pero no se atrevía a confrontar. La forma en la que latía su corazón al pensar en ello era desagradable e insana, a tal punto que simplemente quería que la tierra se lo tragara.
Es impresionante como la mente puede atormentarte tanto cuando menos lo necesitas.
Resopló mientras sorbía por su nariz, respirando un poco por su nariz para después tomar su teléfono de la mesita en donde lo tenía. Encendió la pantalla con rapidez y el brillo de esta lo cegó ligeramente, logrando que un ardor molestara sus retinas y acabara cerrando los ojos, luego de acostumbrarse un poco bajó el brillo y fue directo a su mayor malestar del momento, su conversación con YoonGi.
Yoon♡Gatito
Hablemos luego.
No estoy de humor y no quiero descargarme contigo.
6:48pm
Está bien...
¿Te sientes bien?
¿
Estás enojado conmigo?
Te quiero mucho, Yoonie.
7
:47pm [1]
YoonGi había leído cada uno de sus mensajes, pero no le había respondido ninguno, razón por la que el estómago de HoSeok se revolvía como si hubiese estado involuntariamente en una montaña rusa.
Bueno, ¿eso denotaba su enojo, no?
Y estaba bien para su plan.
Era perfecto.
Para el plan, pero no para él.
(♡)
Bajo el sol de la mañana y el cielo despejado de un día de la época, Jung HoSeok estaba de camino a la universidad, con pasos lentos, pesados y hombros caídos además de una apariencia bastante deplorable con respecto a su expresión facial. Su falta de descanso era plenamente notoria, se apreciaba en cada uno de sus lentos pasos que venían acompañados de párpados que buscaban mantenerse cerrados, ojeras y bostezos constantes. Su estado era lamentable, por poco no tenía una triste nube gris sobre su cabeza.
El cansancio era tal que su cerebro ya había dejado de molestarle con ideas raras o acusaciones tan fuertes como las de la madrugada, simplemente imploraba por algo de descanso, lejos del bullicio de la ciudad, ese que estaba por provocarle un gran dolor de cabeza en la zona de sus cejas.
Dos cuadras antes de llegar a su centro educativo su teléfono sonó fuertemente, incluso la melodía suave de «Fairy Of Shampoo» le resultó irritante, por lo que sin ver el contacto y de forma apresurada simplemente contestó con aquella voz tan somnolienta que comenzaba a ser parte de su estado de ánimo.
—¿Diga?
—Dios, te escuchas tan cansado y a penas son las ocho de la mañana —una voz femenina que el castaño reconoció de inmediato comenzó a hablarle.
—Buenos días, JiWoo Noona.
La voz conocida pertenecía a Jung JiWoo, la hermana mayor y bastante diferente en personalidad de nuestro fatigado protagonista. Vivía en una ciudad diferente, laborando como gerente en una empresa de cosméticos que de vez en cuando la utilizaba como modelo, la genética estaba a su favor, y sus facciones resultaban agradables para la mayoría de personas. Se parecía bastante al menor, pero lo más destacable es que era la única integrante de la familia Min que conocía sobre la sexualidad de su pequeño y regularmente idiota hermano.
—¿No has dormido bien? —cuestionó, HoSeok no la estaba viendo y sabía que tenía una ceja enarcada.
—Mamá y papá vienen a vivir conmigo —comentó el menor como respuesta para luego soltar un suspiro y escuchar un «oh» de parte de su hermana.
Como el resto de personas a su alrededor, el alto azabache detuvo su andar al llegar a la esquina del semáforo el cual se encontraba en rojo para los peatones, permitiendo el paso constante de los autos y del mismo transporte público, por un momento su vista se paseó por el lugar, concentrándose por un segundo en los autos que pasaban, pero sin prestarle particular atención a ninguno de ellos.
Era como ver todo y nada al mismo tiempo, a penas y podía prestarle atención a JiWoo. El resto de sus acciones estaban en alguna clase de automático.
—¿Le dirás a papá sobre HoSeok-ssi?—inquirió la mayor luego de unos segundos en silencio.
—Por Dios, JiWoo, ¡por supuesto que no!—respondió HoSeok a la defensiva, incapaz de hablar al respecto con su hermana—. No quiero saber lo que haría mi papá conmigo si se entera que soy... eso.
—Pues «eso» que tú dices es parte de ti, HoSeok —reprendió la dama, logrando que HoSeok bajara su cabeza—. Negar a tu pareja te va a generar muchos problemas.
—Ni siquiera sé si para ese momento seremos pareja aún —murmuró el chico luego de alzar su cabeza de nuevo mientras paseaba su vista por los alrededores para matar el tiempo.
—¿Qué dices? —preguntó JiWoo con confusión al no haber entendido el murmullo del menor.
—Dije que...
El flujo de autos que le impedían al muchacho mirar al otro extremo de la calle cesó finalmente, los pocos que habían se detuvieron ante la luz roja para su circulación y HoSeok se tragó sus palabras al ver a YoonGi del otro lado de la calle, saliendo de una tienda de celulares si no mal veía junto a una chica, se pararon al otro extremo. Hablaban tan animadamente que aunque estaban frente a frente con solo una calle de por medio, YoonGi no notó a HoSeok.
—¿Seok...?
—Te llamo luego.
El aludido colgó la llamada y estaba completamente dispuesto a aprovechar el cruce de peatones para acercarse a su novio y la desconocida por un poco de información.
Pero claro, iba.
Al final su consciencia lo detuvo de ser tan impulsivo y logró contenerse.
Es decir... ¿Con qué moral vas a pedir explicaciones, Jung?
—¡Sokie!
HoSeok alzó su vista, esa que no supo en qué momento había terminado en sus pies, encontrándose con YoonGi y la misma chica, quienes a diferencia de él sí habían cruzado en el momento. Al azabache se le iluminó el rostro al ver al menor, sus comisuras se alzaron y sus dientes se permitieron relucir, a tal punto que el menor sintió como su pulso aumentó su ritmo regular.
La muchacha fácilmente pasó a un segundo plano para el castaño, ya ni siquiera le importaba, no tenía el mínimo derecho a seguir celos, menos por algo tan estúpido.
Aún así no podía ver a YoonGi a la cara.
—¿Ya vas a la universidad? —interrogó Min de forma casual, el menor no tuvo tiempo de responder cuando añadió:— Ah, quiero presentarte a...
—Voy tarde —Interrumpió tajante el menor en un murmullo antes de abrirse paso entre ambos chicos para comenzar a caminar lejos y rápido bajo la atenta mirada de YoonGi siguiéndole.
Min frunció el ceño, ¿quién de los dos debía o al menos podría estar enojado? Se preguntó el mayor, suspirando a la vez que negaba ligeramente con la cabeza, comenzaba a cansarse de eso.
Por otro lado el más alto solo se preguntaba de forma insistente si todavía quería terminar con YoonGi, si realmente estaba dispuesto a arriesgar su felicidad por su familia, por más estúpido que pudiera sonar y problemático que sabía que sería. Se sentía atado, como si tuviera que hacer algo, su mente lo atormentara con ello y su corazón estuviera completamente en contra de lo llamado «lógico». Comenzó a considerar otras opciones en medio de sus pasos, intentó agarrar valentía para considerar el dejar de ser tan gallina y finalmente hacerle frente a aquel que lo trajo a la vida es intentó crearle una.
Quizás podría hablar con sus padres...
Pero lo poco que había reunido de valentía se fue al carajo al momento de ver la llamada entrante de su padre.
Definitivamente no podía, necesitaba seguir el plan. Cuando su corazón dio un vuelco y su rostro se notó nervioso, al verse de esa manera en el reflejo de un vidrio en una de las tiendas a su costado se mentalizó de ello.
No sería capaz.
—No hay otra opción —se dijo a si mismo, intentado convencerse de sus propias ideas antes de contestar la llamada.
Lo siento, Yoonie.
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